En las próximas elecciones en México (2018) se han suscitado eventos en el marco de la política que tiempo atrás jamás se hubiesen creído posibles. Con esto me refiero a las alianzas dadas entre partidos que ocupan un lugar diametralmente opuesto en el espectro político-ideológico, que en repetidas ocasiones se han enfrentado por los puestos públicos y que hasta hace poco se consideraban mutuamente acérrimos rivales. Podríamos decir que esto se debe a los cambios por los que las sociedades posmodernas están viviendo; una despolitización de la política y una desideologización de la misma, aunque cabe resaltar que la no ideología de cierta manera es una ideología.

La democracia, al igual que la política, debe evolucionar conforme al tiempo y el avance de las sociedades. Es por eso que en la realidad actual los partidos políticos se ven en la necesidad de anteponer los intereses ciudadanos por encima de su visión particular del mundo sobre la cual han creado su plataforma política.

Debemos buscar gobernar bajo un esquema de consensos y tolerancia política contra quienes no piensan igual, pero que al igual que todos buscan un mejoramiento de los espacios públicos y la buena administración de los recursos, es decir, un buen gobierno. El esquema de gobiernos de coalición nos acercaría a este escenario, un gobierno donde las diferentes expresiones tienen cabida y al mismo tiempo tienen contrapesos, la alianza “Por México al Frente” es el vivo recuerdo de que esto es posible y será quien con el ejemplo busque el bienestar de todos y cada uno de las y los mexicanos.

Es por eso que en mi caso particular, me he desempeñado los últimos casi tres años de mi vida como legisladora en el congreso local del Estado de Jalisco, en donde he trabajado muy duro para que todos y todas tengamos un mejor futuro.
En este tiempo que ha transcurrido siempre he tenido como motor de mi lucha un objetivo muy claro: el Desarrollo Regional. Por tal motivo tengo como meta el aprovechar las capacidades de los municipios para crear proyectos económicos, sociales y culturales que potencialicen sus capacidades productivas para reducir las diferencias entre zonas urbanas y rurales.