Mónica Almeida, Empleo y mejor futuro
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Empleo y mejor futuro

En cuanto a la falta de oportunidades, compartimos la idea de que tenemos un rezago muy grande en el rubro educativo y la investigación, nos hemos enfocado en ser un país que vive principalmente de la manufactura por ser mano de obra calificada barata y por explotar nuestras materias primas y recursos naturales; entre las principales actividades económicas en México se encuentran: manufactura, sector agroalimentario y remesas.

Actualmente en nuestro país, la mitad de los jóvenes de 15 años no alcanza siquiera el nivel básico dos de la prueba PISA (por sus siglas Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos) que aplica la OCDE a sus países miembros. En 2015, por ejemplo, nos posicionamos en la última posición en el área de ciencias.

También preocupa el hecho de que sólo 17% de los mexicanos de entre 25 y 64 años cursaron la universidad, quedándonos 20 puntos porcentuales debajo del promedio de los miembros de la OCDE1; los adultos con título ganan un 56% más en promedio y tienen 10% de probabilidades de ser empleado.

Debemos apostar por la educación para poder incluirnos en la tendencia mundial de la economía del conocimiento, la principal fuente de ingresos o generación de recursos es precisamente eso, el conocimiento. Tenemos el caso de Singapur y Luxemburgo, países que han logrado aumentar sus ingresos y que no cuentan con materias primas para vender, o recursos naturales, sino que ellos generan riqueza a través de sus patentes, su innovación tecnológica.

Un ejemplo es el caso de Apple2 que su valor es aproximado al 20% más que el PIB de Argentina y poco más del doble del de Venezuela. En el caso de Singapur, incluso, ellos deben importar el agua.

Con esto nosotros atendemos problemas clave como lo es la migración por falta de empleos e incluso podríamos volvernos atractivos para inversiones extranjeras. Si bien el diputado federal no puede influir en los planes educativos, sí puede influir en el presupuesto que se destina a la educación en México. Los recursos con los que operan las escuelas deben ser mejor distribuidos, y para ello se requiere una mejor creación de estructuras institucionales que garanticen el dialogo y la construcción de consensos entre la SEP y el Congreso de la Unión.

Se necesita una estrategia educativa a largo plazo, para tener objetivos claros y medibles de alta prioridad, enfocados en la mejora del desempeño de los estudiantes, reducir la deserción, asegurar el egreso oportuno y reducir las desigualdades en el sistema educativo. ¿Cómo lograremos lo anterior? Con los siguientes tres elementos: uno, poner atención y centrarnos en los planes de estudio de calidad; dos, la formación, desarrollo y apoyo continuo a los profesores; y tres, los recursos, e incentivos a la investigación nacional y local, para seguir produciendo fuentes fiables de conocimiento3.

Esto ya no puede seguir así, la tendencia mundial indica que la mano de obra se está viendo reemplazada rápidamente por la inteligencia artificial y los robots, por lo que si no cambiamos drásticamente nuestro modelo estaremos en graves aprietos. La respuesta ya la conocemos: es la innovación.

Pero no podemos avanzar cuando los números nos dicen que México es el penúltimo lugar de los miembros de la OCDE en cuanto a la expansión del desarrollo e investigación. En 2015, solamente 20% del desarrollo e investigación en México fue financiado por la industria, lo que significa que la industria extranjera y nacional no invierten en el conocimiento4.

El buen gobierno es aquel que no solo se enfoca en administrar la crisis, sino que busca además crear y dar oportunidad para que las personas tengan el mínimo de herramientas para poder desarrollarse y lograr sus metas.

En ese sentido es que apoyando a esa visión se busca que las regiones tengan un crecimiento económico y cultural a través de impulsos para desarrollar proyectos en sus comunidades en figuras como las cooperativas de la mano con la innovación tecnológica, esto para que no solo tengan una fuente de ingresos digna sino que para que puedan dedicarse a algo que les gusta y completa como personas.

Nos encontramos, también, entre los primeros siete productores y exportadores a nivel mundial de los sectores: el automotriz, el aeronáutico, el electrónico y el de electrodomésticos. Cuando contrastamos esta información con que en promedio un mexicano en la manufactura gana $280 pesos por ocho horas de trabajo diario, mientras que, en el campo mexicano, el ingreso va de 120 a 150 pesos diarios con jornadas de 10 horas mínimo5, nos damos cuenta de la importancia que tiene el transitar hacia un mejor modelo que deje esa economía de manufactura atrás.

Tomemos como ejemplo a Corea del Sur quien, tras salir de la guerra en 1953, mejoró su calidad de vida con inversión en educación e innovación tecnológica y actualmente produce 10 veces más patentes que todos los países de América Latina y el Caribe juntos.

Para acercarnos a resultados más positivos tendríamos que mejorar los incentivos para que la inversión privada pueda desarrollar proyectos productivos de calidad. Debemos centrar esfuerzos para pasar de un país exclusivamente obrero a una sociedad que genere conocimiento, tecnología, y proyectos de innovación; luchar por una soberanía tecnológica.